Amigüita

Mi mejor amiga se llama Sara y estudia moda. La conozco desde hace unos años, y antes nos veíamos muchísimo, pero ahora está liada ella, o estoy liada yo, y no nos vemos tanto (introducir carita tristona aquí).
Pero nos llamamos, y nos escribimos, y de vez en cuando quedamos y cotilleamos como buenas marujonas.

SuperSara y su pelo verde.

Hoy cogí el bus, fui hasta su casa (me equivoqué de parada y tuve que subir una cuesta larga a pie...), cotilleamos, pegué corazoncitos en una blusa, y hice de modelo me puse la ropa que había diseñado para la sesión de fotos. Hacía frío y no soy muy fotogénica ¡pero fue muy divertido! (espero que le sirvan las fotos, porque vuelvo a hacer de modelo posar en su proyecto final y no quiero que se arrepienta, ¡que me hace ilusión!).

Su perrita me amó y odió a partes más o menos iguales (me ponía la tripa para que le rascase y luego me ladraba, cosas de perras), nos pusimos al día y nos reímos.

Dana en carnaval, disfrazada de fresa.

Y lo genial es que, aunque estemos unas semanas sin quedar, cuando nos volvemos a ver todo es como siempre. Y cuando yo estoy jodida, ella está ahí. Y cuando ella ha estado jodida, yo he estado ahí. Hablamos, nos ponemos al día, nos entendemos y tenemos a la espalda todas las cosas que hemos vivido juntas (que no son pocas).




Sara, ¡vuélveme a invitar a tu casa y te hago tarta de queso!