Peeero, hay algo que me hace ilusión.
Cuando nos mudamos a esta casa (Agosto) mi tía Lolita (tía abuela, en realidad) acompañada de todas sus supersticiones puso un diente de ajo en una de las esquinas de cada habitación. En mi caso, como tengo doble ventanal, lo dejó en la repisa entre las dos ventanas.
Mi madre quitó todos en cuanto se fue, pero yo el mío lo dejé ahí (puesto que, al fin y al cabo, no me molestaba)
El diente de ajo, en su esquina habitual. |
Pero el diente de ajo no se movió, poniéndose cada vez más seco, y más arrugado, y como más pocho cada vez, sin que yo me animase a sacarlo (todas las fotos son de mi gato porque, la verdad, nunca se me ocurrió sacarle una foto al ajo, y al gato le saco 1000 al día).
Y el otro día... TACHÁAAN!! Ví que el ajo había germinado, tenía un rabito verde saliendo hacia arriba. ¡Qué ilusión! Pero si el pobre pasó mil penurias ahí aposentado... Pues erre que erre, nació una pequeña plantita, una pequeña vida. Al principio dudé si sacarlo de su doble ventanal o no, pero al final me animé a plantarlo. Al fin y al cabo, ¡había que recompensar su esfuerzo!
Mr. Ajo saludando. |
Y aquí está, al sol del balcón con las demás plantas. Esperemos que le guste su nuevo entorno y no añore su antigüo emplazamiento.
¡Bienvenida al mundo, nueva plantita!
A partir de ahora, cuando pase penurias, me acordaré de tu ajo y de como creció a pesar del frío, la lluvia y las inundaciones hasta conseguir estar en una maceta "como dios manda"
ResponderEliminarNo sé si queriéndolo o no, has escrito una historia de superación.
Ahora seré Patriajo xD
Un beso
P.