Por las mañanas siempre es cuando mejor duermo. Y si tengo tiempo, mejor aún. Me encanta despertarme a las 7 y darme cuenta de que puedo dormir hasta la hora que me de la gana. Fuera hace frío, y yo estoy blandita. Y calentita. Y duermo mejor que en cualquier otro momento.
Y duermo mejor si estás tú. Y nos enredamos. Como todas las mañanas.
Tus piernas, mis piernas. Tus brazos, mis brazos. Tu cintura, mi cintura.
Nos hacemos un nudo y dormimos sin separarnos.
Con las respiraciones acompasadas.
Tu aire, mi aire.
Me doy la vuelta, nos volvemos a anudar y nos volvemos a dormir.
Luego se nos gasta el sueño. Y nos despertamos.
Nos estiramos, nos achuchamos, nos desperezamos.
Nos estrujamos. Nos apretamos.
Y empieza el día.
Tu día, mi día.